jueves, 14 de octubre de 2010

Vergüenza ajena


Doce de octubre, día de la Hispanidad y de las Fuerzas Armadas. Parada militar en el Paseo de la Castellana. Previamente, acto de homenaje a la bandera, y a los caídos por España y, otra vez, dando imagen de unidad al Mundo. No podíamos dejar a un lado nuestras diferencias irreconciliables ni por una puta hora, y llegaron los hijos de Blas Piñar de siempre.
Donde los protagonistas debieran haber sido el rugido de los F18, los tanques Leopard, o la cabra de La Legión, finalmente lo fueron un nutrido grupo de los de flequillito en la cara, jersey Ralph Lauren de cuello de pico y zapatos de madera…
Un poema era la cara del Rey de España aguantando el tirón mientras era izada nuestra enseña entre silbidos, insultos y faltas de respeto atroces. La de las viudas de nuestros muertos en Afganistán, mirando entre sollozos cómo este rebaño de imbéciles faltaban al respeto a su marido, a su padre, a su hijo, en lo que debería haber sido un momento de recogimiento y emoción colectiva, de sentirse reconfortados en su dolor por unos espectadores que lo sienten como propio, y muestran así su agradecimiento ante la más alta muestra de entrega personal.
El Himno Nacional mancillado, ultrajado, porque nadie ha explicado a estos elementos que este país en el que vivimos es una DEMOCRACIA (tampoco creo que entiendan jamás lo que significa esa palabra aunque les hicieran un dibujo), y que insultar a su (aunque les pese) Presidente, es hacerlo por ende, a más de doce millones de compatriotas que le eligieron libremente para dirigir la manija más mal que bien.
Y me parece fantástico que su gestión les parezca una mierda, o la mejor desde que su querido Don Paco inaugurara el penúltimo pantano. Me la suda. Pero todo tiene su momento y lugar, y el otro día se cubrieron de mierda hasta el cuello. Me viene a la memoria el anuncio ese de Vodafone antes de empezar las pelis en los cines para los olvidadizos del móvil. “Tú no deberías ser el protagonista”.
Me pregunto qué habría ocurrido si en vez de reventar la parada militar una horda de Agags de Barbour de ochocientos euros, hubiera sido un grupo de independentistas vascongados con Ikurriñas y gritando mi cuajada es mía y de nadie más. Puedo imaginar los caninos de los de la UIP goteando como una hiena hambrienta y los piojos de estos desgraciados gritando tonto el último por la mano de hostias que les está cayendo. ¿O acaso ustedes piensan que se habrían ido de rositas a su Mondragón del alma refugiados bajo el halo infranqueable de la “libertad de expresión”?

El caso es que, una vez más, vergüenza ajena, y pena. Mucha pena.

2 comentarios:

  1. hay, juli, que pais... pero preguntate: ¿que coño hacía el tipejo más odiado de España (zapatero) en el el acto de los que más le odian (militares y sus familiares)...¿por que no se va al acto ese que le gusta tanto de UGT y los mineros de Asturias? ah, es verdad, que ya no es como antes. Allí, si va, le matan.
    Pues eso, que pais... antes llamado España.

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  2. niño, seguro que algun servidor de Leopard le tuvo en el punto de mira al pasar por delante del palco.....haojaojaoja...si alguno llega a tener munición de guerra, ahora estaría hecho chopped Campofrío...

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