viernes, 21 de mayo de 2010

PESIMISMO

El pesimismo se ha instalado en España. Como un manto negro de malos augurios, se ciernen sobre nuestro futuro unos presagios terroríficos.

Yo, como la mayoría de mi generación, no he conocido la Dictadura, la falta de libertades, la mano de hierro de los militares. Sólo los libros y la memoria de nuestros mayores nos dibujaron esa España fascista y casposa que tantos años de retraso nos costó respecto a nuestros compañeros de viaje europeos. De lo que sí hemos sido conscientes es de la ilusión de la gente por salir de ese estado de ahogamiento, del esfuerzo de una clase política entre la que había una decencia, unas ganas de hacer las cosas bien, de dejar un sello de esfuerzo por una Nación que tanto había padecido, un altruismo, una dedicación.
Esas personas, en su tiempo tan denostadas por sus adversarios, son ahora la referencia. Políticos con mayúsculas como Suárez, Calvo-Soltelo, González en sus primeros tiempos, Fraga, Marín, y tantos otros que dieron ejemplo de abnegación y trabajo cuando más difícil era la situación y estaba todo por hacer. Esos sabios, que con su inteligencia y lealtad pusieron los cimientos para la creación de algo duradero y valioso están siendo mancillados una y otra vez. Cuando ya estaban colocados los rieles para que todo fuera como la seda, llegaron estos, con su demagogia, su chabacanería y su prepotencia, a dar por el culo. La Democracia está tocada de muerte, sufre un cáncer que se ha extendido por todos y cada uno de sus tejidos. Desde el cerebro, hasta la última de sus uñas están emponzoñados con sus corruptelas y sus mangoneos.
Diecinueve terruños lamiéndose su cipote, y en la cúspide, la ineptitud hecha gobierno y oposición, haciendo el ridículo en Europa y el resto del Mundo.

Y después de todo esto, de que esta bazofia esté mangando en nuestra jeta, después de haber despilfarrado buena parte de nuestros salarios en cuestiones a todas luces prescindibles, de que todos los días salgan Rocas, Cachulis, Camps y demás hijosdeputa llevándoselo muerto, nos piden un esfuerzo. Que tenemos que pagar sus cheques bebés, ayudas de guarderías y ministerios de miembros y miembras con nuestro salario. Que nos suben el IVA dos puntos por la cara, y que a las grandes fortunas en forma de Sicav no las toca ni Dios.
Y yo pregunto. ¿Es que soy el único que se da cuenta? ¿Cuánto vamos a aguantar que nos traten como a imbéciles?

Y ando cabreado. Y cabizbajo. Como para no estarlo, ni viviendo en una cueva en Sierra Morena.
Estoy por hacer una colecta para ponerle un busto en plena Gran Vía al Dioni, a ver si se les cae la cara de vergüenza. Está visto que es lo más decente que ha pisado este país de mierda.