sábado, 7 de enero de 2012

CAMBIAR: DEDICADO A MI HERMANO MIGUEL

Hola, chavales!!! Como lo prometido es deuda, os voy a dar unas cuantas recomendaciones que a mi me fueron de utilidad a la hora de afrontar un cambio de vida como el que váis a emprender. No pretendo que me confundáis con un talibán de la tableta de chocolate, ok? Eso que conste!!! Pero me apetece compartir con vosotros mi experiencia, y las ideas y acciones que a mi me fueron de utilidad para llegar donde he llegado. Hay un hecho irrefutable que he de transmitiros: desde que tengo el físico que quiero, SOY MÁS FELIZ!! Tal vez eso sea más que suficiente para animaros a iniciar el camino que os propongo. Empezaré por un concepto general. A menudo, pienso en la actual esperanza de vida del ser humano. Recientemente, un médico ya veterano me dijo que hace veinte o treinta años el anciano que llegaba a los cien años de edad, salia en Telemadrid. En nuestros días, las personas que alcanzan ya los ciento cinco, o ciento diez años se cuentan a pares. Eso quiere decir, que si las estadísticas no fallan, nos toca convivir con nuestro cuerpo durante muuuuuuucho tiempo más. Ya no somos un agricultor, un obrero o un ganadero que vivía de media la mitad de lo que se vive ahora, y llegaba maltrecho a la cincuentena. Estos conceptos obligan a replantearse por completo la forma de enfocar el cuidado del envoltorio. La vida sendentaria y estresante obliga a que actualmente el ejercicio diario sea una obligación para el ser humano. La Evolución no nos ha diseñado para estar sentados detrás de un escritorio durante horas y horas, si no para cazar, recolectar, luchar, andar muchos kilómetros diarios para buscar el alimento. Hace apenas mil años, los individuos que alcanzaban los cuarenta eran casi ancianos, todo ello visto con la perspectiva que nos proporciona el hecho de que como homínidos llevamos sobre la faz de la tierra aproximadamente seis millones de años, nos puede dar un indicador de hasta que punto hemos cambiado en un suspiro nuestra forma de vivir. Las rutinas actuales te llevan de cabeza tanto al sedentarismo como a comer y beber de más. Imagino la típica familia de hoy en día: cuarenta años, dos hijos, trabajo de oficina, horarios irregulares y todo lo que conlleva: tiempo limitadísimo para cuidar el body como es debido. Además del bombardeo continuo con productos nocivos para tu organismo, la comida basura, que además es considerablemente más económica y fácil de consumir. ¿Consecuencias? Las que todos sabemos: estrés, hipertensión, colesterol, obesidad..... Contra eso, sólo nos queda un antídoto: modificación de hábitos. Es fácil decirlo. Nadie dice que sea sencillo cambiar automatismos interiorizados durante años. Nuestro cerebro es como un campo labrado, con surcos oradados desde hace mucho. Alisar ese terreno, y crear surcos nuevos es el único camino para mantener tu cuerpo y mente en forma, y dejar los hospitales y las pastillas cuanto más lejos, mejor. Ojo, tiene que haber un deseo de cambio, cada uno vive la vida como quiere. Yo hablo desde mi experiencia, y llegó un momento que estaba harto de no reconocer en el espejo a la persona que deseaba ser. Hay un proverbio oriental que reza que el maestro aparece cuando el pupilo está preparado. Eso fue justo lo que me ocurrió a mi. Cuando inicié mi camino yo pesaba alrededor de cien kilos. Siempre me ha gustado hacer deporte, y ese lastre limitaba por completo mis actividades. Me cansaba recorriendo ciudades en mis viajes, lo pasaba fatal con el calor, la ropa no me sentaba, el mal humor me acechaba con frecuencia. El mencionado deseo de cambio estaba presente hace tiempo, pero ha de ir acompañado de otro factor crucial: LA MOTIVACIÓN. Auné todas mis energías, mi rabia, mis emociones, y me puse a ello con todo lo que tenía. Esto no fue de un día para otro, mi cerebro rumiaba cambios desde hacía mucho tiempo, y en el fondo tenía la convicción de que tarde o temprano, llegaría el momento. A veces retrasas eternamente una decisión que en el fondo de tu corazón sabes cambiará tu vida, y no sabes porqué....supongo que pánico a fracasar. Busqué un nutricionista con buenas referencias, y para mí fue como un primer paso para escalar el Himalaya, igual que aquel primer paseo por la Casa de Campo con mi perro una fría mañana de enero de hace ya más de dos años, lo recuerdo como si fuera ayer. Me puse chándal, sudadera, zapatillas......y aguanté poco más de veinte minutos andando!!! Sudaba, estaba fatigado......era penoso!! Pero supuso un antes y un después para mi. Siempre, a la hora de afrontar un reto en la vida, el primer paso es el más complicado, pues es en el que se concentran todos tus miedos, tus inseguridades, muchas inquietudes. Las maratones se empiezan con un paso, y de esa manera enfoqué la cuestión. La modificación de tu forma física, aparte del factor mental que es el ochenta por ciento, tiene dos pilares fundamentales: hábitos alimenticios y ejercicio físico. Estos dos son una consecuencia de aquél, pero son indivisibles el uno del otro, no funcionan por separado, como el hidrógeno y el oxígeno en una molécula de agua. Como andar un camino solo se hace penoso, es mejor buscar un buen sherpa. El nutricionista me dio pautas saludables que me fueron de gran ayuda para optimizar mi rendimiento, y poder comer más cantidad de alimentos y así no pasar hambre. El conocimiento lo es todo, y aparte de, no quiero llamarlo dieta sino cambio de costumbres, leí y me documenté abundantemente de qué es lo que hace cada alimento en mi organismo, para qué sirve cada uno, y cuando ingerirlos. El profesional me dejó claro que esa no era una dieta temporal, que básicamente y con retoques menores, era más menos la manera en que debía aportarme nutrientes mientras viviera. No creo para nada en programas de nutrición de dos mil calorías imposibles de mantener en el tiempo, esto es una carrera de ultrafondo que abarca el resto de tu vida. De nada sirve perder veinte kilos con una dieta draconiana, si vuelves de nuevo a tus hábitos anteriores: ganarás treinta, pues tu cuerpo se habrá convertido en una esponja de grasa que absorverá cada caloría de más que le metas, ya que el metabolismo estará muy relantizado por no haber comido adecuadamente. En este punto me gustaría pararme detenidamente en uno de los principales enemigos de una persona que quiera mejorar su forma física: el hambre. No has de pasar hambre jamás, las cantidades que ingieras han de ser abundantes, pero diferentes en su contenido: en vez de dos bollos, pan integral y jamón hasta saciarte. En lugar de chorillo y tocino en las lentejas, verduras variadas hasta que te salgan por las orejas.....es una forma de hacer entender que si has llegado al umbral de tener un agujero en el estómago, es que algo estás haciendo mal, vas a durar con tu plan una semana, y recuperarás todo lo perdido. En cuanto al ejercicio físico, has de ser prudente, y empezar muy poco a poco, evitarás lesiones, y cuidarás el aspecto mental: si empiezas con mucha fuerza, y llegas a casa demasiado fatigado, automáticamente tu cerebro relacionará la actividad no con algo placentero, sino con sufrimiento, con lo que tendrás todas las papeletas de abandonar al tercer día. Habla la voz de la experiencia, creeme. La clave de todo el proceso es lo siguiente: vísteme despacio, que tengo prisa. Esto que estás emprendiendo es para siempre, y como todo lo que merece de verdad la pena, es un proceso costoso, largo, y a veces con altibajos. Hasta llegar a poseer el automatismo de un comportamiento, tu cuerpo y tu mente se resistirá con todas sus fuerzas a eso nuevo, extraño y poco placentero a lo que le estás obligando. El descenso en el aporte de glucosa a tu cuerpo puede crear un cierto malestar psicológico, lo que está claro es que si tienes diez o doce kilos de más, es que estás comiendo más de lo que debes, o que no lo gastas. El cuerpo necesita un proceso de aclimatación. Un factor que a mi me resulta de importancia, aunque a primera vista pueda parecer venial es el siguiente: el hábito hace al monje. Me explico. Salir a hacer ejercicio con la ropa adecuada, una buena equipación, con zapatillas acordes a tu tipo de pisada y peso, es fundamental para sentirte una persona deportista. Que sea de colores de tu gusto, y no cualquier cosa que pillas por casa, tipo camisetas de promoción de Cacique y cosas así. Bueno, que ya me he enrollado mucho por hoy, seguiré otro día con mi plan personal....