jueves, 21 de febrero de 2013
domingo, 17 de febrero de 2013
Estaba pensando en una amiga. Bueno, no sé si esa definición es la que más se ajusta a la relación que me une a ella.
Digamos que se ha quedado en una persona conocida con la que tuve un affaire, en tiempos pretéritos tal vez la llamaran amante, hoy, seguramente, una expresión muy soez que no me apetece reproducir. De vez en cuando nos enviamos mensajes para comprobar que seguimos bien, y compartir alguna bibliografía interesante, y poco más.
El caso es que me viene a la cabeza pensando en las inmensas capacidades innatas que le adornan. Es fácilmente la persona más culta e inteligente que conozco. Un C.I. que se sale de las tablas unido a un afán de conocimiento y voracidad intelectual tremendos, la convierten en una máquina de pensar precisa cual reloj suizo. Parámetro inteligencia racional, en los Himalaya!!
Pero las personas no somos el resultado de un test de capacidades analíticas o matemáticas. Lejos de esa perspectiva, creo que somos la suma de múltiples capacidades compartimentadas y al mismo tiempo complementarias. Y si no, ¿cómo es posible que individuos con un tipo de retraso mental moderado, puedan ser genios de la comunicación verbal, o autistas que no son capaces de una vinculación emocional normal o empalmar dos frases seguidas coherentes, luego sean genios de los números?
A lo que iba es que, en esta sociedad medimos absolutamente todo, hasta algo tan, en principio, lejano de una fría cifra como la capacidad de raciocinio de un ser humano.
¿Y que es de la felicidad? ¿cómo se puede constatar empíricamente en una persona ese parámetro?
¿Qué es más importante? ¿Una mente brillante, o una capacidad de sacrificio a prueba de bomba?
Si la inteligencia de un ser humano fuera el resultado de sus decisiones vitales, mi "amiga" estaría al nivel de un niño de preescolar . No voy a entrar en detalles, pero, visto desde fuera, diría que está a años luz de ser una persona completa y feliz, lo que puede llevar a entender que es nuestro cerebro límbico, el de las emociones y no el hemisferio izquierdo analítico el que marca la diferencia.
En Bután, un país aislado en los Himalaya, sus dirigentes pensaron que la única medida adecuada para ponderar si su trabajo como regidores llegaba a buen fin es el FIB, Felicidad Interior Bruta. ¿Curioso, no?. Poco que ver con los grandes números que sacan los burócratas por estos lares para venderte la idea de que todo va fatal. Allí piensan que lo único importante es si la gente sonríe....me parece alucinante. A ver si alguno toma nota...
Mi amiga responde a un tipo de persona que, en mi opinión, se toma demasiado en serio su vida, y la vida en general. Como oí una vez, es de auténtico imbécil tomarte demasiado en serio algo de lo que no vas a salir vivo. Y tiene toda la razón.
El mundo es inmensamente mejor cuando está poblado de individuos que son conscientes de que van a morir y que la vida es frágil como una mariposa. El problema es que últimamente estamos rodeados de idiotas que piensan que van a vivir eternamente…
viernes, 15 de febrero de 2013
Qué me gusta de una mujer?
Qué me gusta de una mujer? Dedicado a mi nueva seguidora ; ))
Lo que me gusta de una persona, ni más ni menos. Las mujeres, por lo general tienen algo adicional que nos falta a nosotros: el instinto de protección, de cuidar, de mimar, de socorrer al que sufre. Y no suelen usar la violencia como método para arreglar los conflictos. Tengo la teoria de que si hubiera más dirigentes mundiales de sexo femenino, seguramente se acabarían las guerras...o serían de almohadas.......jejejejeje....las aves serían tal vez las únicas damnificadas. Digamos que con esas virtudes cercano a lo innato, uno ya cuenta.
Me gusta de un ser humano que sea vitalista, positivo, que se cuide por dentro y por fuera. Que no vea problemas, si no oportunidades, y que no se amilane ante las adversidades. No digo que yo sea así, seguramente durante mucho tiempo, tal vez demasiado, he sido más bien lo contrario. Pero me esfuerzo cada día en ser la persona a la que me quiero parecer.
Si hay algo que me define, tal vez sea la curiosidad, y es un rasgo que me gusta mucho de los otros. El deseo de saber el porqué de las cosas, de conocer nuevas culturas, nuestro pasado para explicar el presente y nuestro futuro, ser viajero, aventurero, a veces pelín loco. Por eso a veces no veo dónde está el punto de hacerse mayor. ¿Para perder frescura, que se espacien las risas y aumenten las responsabilidades y las caras largas? Me quedo con Peter, Campanilla!!!
Otra cuestión fundamental que define a un ser humano es su saber estar, expresión sencilla que encierra todo un arte en sí mismo: cómo adaptarte a cada situación, lugar y personas de forma que salgas bien parado.
Pero si he de definir en pocas palabras lo que de veras me entusiasma de la gente es esa rara mezcla de BONDAD E INTELIGENCIA. Por desgracia, muchas mentes bien dotadas tienen una peligrosa tendencia a manipular a los demás, o a intentar quedar por encima sin ninguna necesidad. Demasiada gente es tachada de poco hábil simplemente porque no usa triquiñuelas para alcanzar sus fines, ni actúa como un rufián cuando podría. Me ha ocurrido en el trabajo compañeros que han sido estigmatizados como algo lerdos, simplemente porque eran legales, y no sacaban tajada de los demás o del Sistema teniendo oportunidad. El mundo del revés.
Bueno, espero que esta última pincelada sea de ayuda a mi nueva amiga para conocer mi manera de ver el vida..........hay muchas más cosas, pero seguramente en otro contexto, si surge así, irán saliendo gotita a gotita...
sábado, 2 de febrero de 2013
Aprendizaje
Ha pasado un año desde mi última entrada. Ha sido rápido, pero intenso. Como una vuelta en Fórmula Uno al circuito de SPA...Emociones fuertes, sufrimiento, también risas y, sobre todo, aprendizaje. Mucho aprendizaje. La vida se desarrolla a tu alrededor como en círculos concéntricos, y los acontecimientos a veces desbordan como un tsunami el parapeto más tupido. Habitualmente escribo el día último de año para echar la vista atrás, recopilar datos y hacer balance. Este dos mil doce, andaba metido en un tanatorio. Se podría decir que ha sido un perfecto epítome de lo que ha significado para mi. Me he enfrentado a la faz de la muerte con nunca hasta ahora (ajena, claro está).
El caso es que hoy ando no sé, raro. La cercanía de los exámenes y el cambio de casa con el follón que ello conlleva supongo que me coloca con un grado más de ansiedad de lo normal. Desde luego, poner la tele, no ayuda mucho.
Es alucinante la cantidad de porquería que circulaba por los entresijos de este puñetero país sin el vulgo saberlo.......o no querer saberlo. El dicho dame pan, y llámame tonto, viene muy al caso. La anestesia de la habitualidad, y los numerosos resortes que se ha reservado el poder establecido para sobrevivir cual garrapata a todos los ataques recibidos hace que no pase absolutamente nada. Más de mil manifestaciones el año pasado sólo en Madrid, dos huelgas generales, sentadas, protestas varias, mítines, perroflautas haciendo malabares en la Puerta del Sol y un largo etcétera no han valido para remover ni un ápice de su poltrona a esta panda. Curioso ¿Verdad?. Nos echamos las manos a la cabeza, y ponemos a parir al que se nos pone delante. Políticos, banqueros, empresarios, Iglesia, el Pato Lucas...con tal de no hacer ejercicio de autocrítica, cualquiera nos vale. Y es que soy de la idea de que esta CRISIS con mayúsculas que asola a esta piel de toro no es únicamente debida a una clase dirigente corrupta e imbécil, que también. Es debido a una sociedad podrida y magra de valores, a individuos acríticos y adocenados que nos hemos dejado embaucar con un caramelito cual niños de parvulario. Parto de la base que Ana Botella es el arquetipo de personaje al que más desprecio, mas el otro día realizó unas declaraciones en las que no le faltaba razón, para variar. Decía que la clase política no es más que un reflejo de la sociedad. Seguramente sea en lo único en lo que podré a llegar a estar de acuerdo con esta buena señora, que dios guarde en su seno...
Todos somos culpables de este desaguisado. Por haber gastado más de lo que era cabal, por hipotecar nuestra vida y la de nuestras familias hasta el barboquejo, por querer el coche más molón, las vacaciones más pintonas, el chalet como más parcela. Por nuestra avaricia y nuestra envidia, por nuestros muchos defectos como consumidores y seres humanos. Y no me vale la excusa de que nos engañaron. Claro que en esta pirámide de la culpa hay niveles y grados, y que los que sabían que esto explotaría algún día y no sólo miraron hacia otro lado, sino que sacaron tajada del asunto merecen pena capital. Mas en muchas ocasiones hemos sido nosotros con nuestra estupidez los que pusimos el epitafio en la lápida.
Y me gustaría pensar que esto nos ha valido para reflexionar, aprender de nuestros errores y entonar un NUNCA MAIS. Pero la triste realidad me temo que será diferente, como la Historia nos enseña una y otra vez. Que volveremos a caer en el ciclo de la estupidez y el esnobismo en cuanto tengamos ocasión y que los de siempre nos darán por el saco por los siglos de los siglos. Vivimos en una Democracia y no sabemos qué hacer con ella. Está en nuestra mano echar con nuestro voto (o nuestro no voto) a todos estos herederos del caciquismo que ha asolado nuestra historia durante siglos. Ahora, todo es indignación, cabreo, quejas y gritos desesperados. Mañana, cuando se acerquen las elecciones, los políticos besarán tres niños, invitarán a la merendola a unos cuantos ancianos, y todos tan contentos. Olvidaremos los oprobios, cómo nos pisotean y ningunean, cómo han dejado este solar desierto de esperanza y de justicia. Porque llegará el momento de poder usar esta nuestra parcelita de poder que aún no han cercenado (démosles tiempo) y, como buen españolito analfabeto y cainita, frente a la urna estaremos pensando más en que no salga el de enfrente, que en cambiar las cosas. En votar por el mal menor, que en buscar una alternativa. Y así nos luce el pelo.
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