lunes, 27 de julio de 2009

Los niñatos

Hoy, casi un mes después, vuelvo al trabajo. Han sido casi treinta días, si no de descontrol, de caos de costumbres. Parece como si la disciplina que te es necesaria durante al menos once meses al año se alimente de ese tiempo corto en el que das rienda suelta a tu cuerpo: comer, beber, dormir y todo lo demás sin reglas ni compromisos...mis dos putos kilos de más no me los quita ni Dios...
Ahora que toca volver a bregar con la mierda, bombardeo de noticias de menores haciendo el talibán. ¿Qué cojones les pasa?. Allá donde miras, menor viola a niña de doce, grupo de chavales se cepilla sin consentimiento a chavalita de trece, zagal se cepilla a otro, y nos rasgamos las vestiduras. Los políticos de mierda como siempre tratando de sacar tajada de la carroña, debates en la tele con sesudos contertulios, supuestos psiquiatras, forenses, mercachifles y demás linces opinando del asunto y la calle pidiendo a gritos JUSTICIA. Hay que reconocer que a todo hijo de vecino se le revuelven las tripas cuando un niñato de trece años se va a su casa de rositas a cenar sus cereales con Nesquick después de follarse a una indefensa gacela que apenas ha sufrido su primer periodo. Cuando el tal Cuco, renacuajo que torturó, violó y asesinó a la pobre Marta está en un centro de menores del que saldrá como mucho en seis años, para volver a su vida después de haber toreado no sólo a la policía, sino a todo el Sistema con mayúsculas. Después de que los asesinos de Sandra Palo, a la que violaron, quemaron viva y atropellaron reiteradamente se puedan cruzar tranquilamente por la calle con la madre y descojonarse en su cara. Sinceramente, ¿Dan ganas de darles un beso en la boca, o de volarles la puta cabeza? Por suerte o por desgracia, como individuos hemos delegado la Justicia, como mal menor, a un estamento superior que, en teoría, se encarga de aplicarla en base a unas leyes ecuánimes, que no busca la venganza, si no la redención, la reinserción y que salgan todos hecho un sol de buenos y de integrados. Como siempre, la realidad es muy distinta. En España tenemos legislación hasta para hacernos una paja, muchas de las leyes son grandes teorías de lo que debería ser, pero no están respaldadas por medios, tanto humanos como económicos. Con la engañifa del Estado de las Autonomías, tristemente si has nacido en determinados sitios, te puedes dar por jodido porque, amigo, no es lo mismo delinquir en Andalucía que en los Paisos Catalans, ni necesitar ayuda en domicilio en Extremadura que en Navarra. Siempre ha habido clases, ¿no?. Pues con las leyes que atañen a los menores, más de lo mismo. Está muy bonito el deseo principalmente egoísta del Estado y de la sociedad a la que representa de rehabilitar a los menores, de no tratarles como a delincuentes, de recuperarles cuando todavía es factible, pero la realidad es que lo que hacen es barrer hacia las esquinas, y taparlo con la alfombra. No hay centros con formadores ni pedagogos adecuados, no hay seguimiento del entorno familiar, en este país no se retira la patria potestad ni pillando al padre in fraganti a perrito con su niña de ocho, y así no vamos a ninguna parte. Y todo esto lo digo con conocimiento de causa. ¿Saben ustedes lo que hacen los policías si trincan in fraganti a una pareja de rumanitos mangando cuatrocientos euros a una pobre chica que sacaba pasta del cajero? Nada. Se le lleva a un centro ABIERTO, en el que se le da de comer, duermen caliente con sábanas limpias, y al día siguiente, otra vez al tajo. O se les devuelve a los padres, y en cuanto te das la vuelta, les tienen cogidos por una oreja a dos palmos del suelo, preguntándoles a grito pelao porqué no tienen en el bolsillo los treinta euros que les pidieron por la mañana...¡¡diablos, si yo quiero comprar un ROTTWEILER, necesito un seguro, alta en el listado de perros peligrosos, un test psicotécnico, correa y bozal!! En la mayoría de los casos, ves a los padres, y lo comprendes todo: qué gran favor a la Humanidad habría hecho el buen samaritano castrador de bastardos.
Claro, eso los políticos trincones con A8 blindado y casita con vigilancia en Somosaguas, se lo pasan por el forro de los caprichos.
Luego se echan las manos a la cabeza cuando, por pura impotencia, a una madre se le cruza el cable, como pasó hace un par de años, ve al violador de su hija rondando por el barrio, coge un bidón de gasolina y un zippo, y se monta una barbacoa humana en plena calle. Eso sí, la mujer está en el talego cumpliendo trece añitos, a pulmón. ¡¡¡Ante todo, Justicia!!!
Así nos luce el pelo...

1 comentario:

  1. cuanta razon macho...en fin, siempre estare con la madre de una chica violada que decide hacer un asado urbano con un hijo puta, la lastima es que la justicia protege mas a un cabron que a un ciudadano...y es que somos gilipollas, pagamos impuestos, nos cuecen a multas, leyes y reglas y encima nos dejan en pelotas...

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